¿Qué le pasa a Panamá?
Por Lesbia I. González R. – Psicóloga jurídico forense y Docente Universitaria
Si bien es cierto es una respuesta compleja, hay un elemento en común o factor detonante, nuestra amada patria tiene más de 40 años de atraso educativo. Desde los años 70 debió iniciar una reforma educativa, que debía igual ser revisada cada cierto tiempo, de acuerdo a la realidad social, incluyendo el cambio paradigmático del conductismo tradicional obsoleto o escuela Prusiana del siglo XIX y XX centrada en el maestro, al constructivismo que implica la educación centrada en el alumno al tomar en cuenta las Inteligencias Múltiples, el descubrimiento y desarrollo de las capacidades que TODOS poseen y en base a ello en forma procesual y formativa enseñarle y no solo sumativa y /o en un solo momento del aprendizaje del contenido. Así como incentivar la creatividad y particularmente el pensamiento crítico y reflexivo.
Sólo en la medida que estos factores estén podemos hablar de verdadera educación y que esta cumpla la función de mejorar la calidad de vida de las personas y de garantizar ser un país de primer mundo que abarca toda la sociedad.
El uso de las redes sociales para verter opiniones casi sin pensar e investigar antes, sin lectura comprensiva y analítica, es producto de esa educación prusiana que impera aun en el siglo XXI de las famosas preguntas y respuestas “correctas” tradicional en nuestras escuelas.; en las que no se permite equivocarse y de hacerlo burlarse o poner “mala” nota sin analizar por qué dicha respuesta o si es un proceso de una mente muy capaz y brillante que tiene otra respuesta posible o que no se ha dado antes o que aunque no esté correcta, ayuda a dar la que si lo es, por lo que tiene un valor enorme equivocarse y debe ser valorado, para no afectar ni la motivación, ni la autoestima, conceptos vitales en el aprendizaje significativo y que añade valor a dicha enseñanza contribuyendo a la mejora de la persona y está a ser un mejor ciudadano. Si, si son importante la autoestima motivación para aprender, no es una generación de cristal, esa es la primera falla de haber sido “amaestrados” por el sistema, no se permite hablar, quejarse o cuestionar, hay una sola respuesta y la disciplina es confundida con la enseñanza aprendizaje; es una generación más abierta , más consciente, no hay crecido con la indefensión aprendida de antes de los años 70, con las ideas impuestas, sino que se atreve a cuestionar y si ese aspecto no está en el mundo, la calidad de vida no progresa, no avanza, no psicoevoluciona, que a donde queremos llevar a la humanidad a un nivel no solo evolutivo, sino psicoevolutivo, de mayor y mejor conciencia de quién es, que desea, adonde va, a SER y Convivir con otros, con sus diferencias y similitudes con el respeto a la diversidad, sea religiosa, sexual, espiritual, cultural y política.
Eso se logra con formación no solo con información nuestra escuela en general informa y evalúa lo que te quedo de esa información, la memoria; la buena escuela te forma en valores, en capacidad de pensar, de decidir, valora tu humanidad diversa, la comprende y fortalece ese autoconcepto tan vital, pues quien se aprecia, sabe apreciar a otros y es menos discriminador y violento.
Claro no faltará quien diga que así aprendió y que eso no le afectó, tal cual como lo dicen del abuso físico o psicológico al golpear o gritar para “lograr” obediencia y “buen comportamiento” de los niños, como la solución porque eso les sirvió en su experiencia. Esta falacia aplicando la lógica filosófica demuestra que están en el círculo vicioso del conductismo tradicional Prusiano de “Así se hacen las cosas” porque yo digo y punto; lógicamente no permite la posibilidad de otras respuestas o de otras formas de hacer las cosas.
Así también se explica el mal uso de la libertad de expresión, sin el debido respeto o al menos la elegancia o diplomacia firme en decirlas. Con la capacidad de análisis crítico, no caemos en el irrespeto o más bien tenemos la capacidad de sostener nuestras opiniones, pues se investiga, se contrarresta y lo mejor de todo, no debatir solo para imponer mi razón, sino también aceptar cuando no la tengo o si en parte la tengo.
La influencia de noticias falsas o de la creación de estas, para desvirtuar o dañar a otros con fines no solo en política, sino en todas áreas de convivir humano, pueden ser mediadas por una excelente educación formativa no tradicionalmente solo informativa; saber mucho de algo NO te hace inteligente, entender, abstraer, crear para la mejora hace que cuidemos como lo hacemos frente a otros y el país.
El joven que sacó los 800 puntos del examen lo dijo en su discurso, la nota o promedio no te hace, las circunstancias tampoco y que muchos de sus compañeros tenían situaciones particulares que él considera pueden influir en sus notas, sin hacerlos menos capaces, como se nota la gran inteligencia en su razonamiento. Aun cuando hay un tope o promedio, esto no cambia la realidad que este joven fundamenta.
Las descalificaciones por raza, sexo, convicciones políticas pertenece a esa educación obsoleta carente de análisis crítico y mucho menos de innovación y creatividad, que insiste en notas, promedios, descalificar el error, ridiculizar los “fracasos”, en vez de ayudarlos, no con reválidas o exponerlos; sino con fortalecer la capacidad de buscar la respuesta formativamente hasta lograrlo, claro esto implica mucho trabajo por parte del docente, pero uno con vocación sabe adaptarse a los cambios, entender a sus alumnos, comprender y abandonar ideas obsoletas que mantiene en atraso a dos generaciones.
Si es la educación, la de mayor peso en lo que le pasa a Panamá, pues, aunque la gente estudie, tenga maestrías o doctorados, el “chip” de la educación autómata y obsoleta, les impide analizar con criterio, abstraer e investigar, contrarrestar ideas, debatirlas de forma respetuosa y de altura académica, imponen sus ideas, aun con lo equivocada que estén y sean consciente de ello. No les preocupa con lo dicen si afectan a terceros o violen derechos.
En las redes vemos como se burlan de las apariencias de alguien, en todos los sentidos, como opinan sin leer un tema, ofenden sin conocer causas o motivaciones, defienden ideas políticas por el bien personal y no el común, no piensan en el futuro, en las consecuencias a corto, mediano y largo plazo.
La raíz es compleja lo sé y no es atribuible a una sola causa, pero una persona que no lee no comprende lo que lee, no abstrae información, entonces no crea nueva información o va más allá de ella, claro alguien así prejuicia, actúa impulsivamente, niega derechos, es inconsciente y por sobre puede hasta violar los derechos humanos y no ser plenamente consciente de ello.
Las opiniones reflejadas aquí son responsabilidad de los autores y no necesariamente reflejan la posición de la Red de Investigadores en Creatividad e Innovación en Educación (RICIE) o de algún otro de sus integrantes.